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La semana pasada, Ignacio González, Presidente Regional, en su intervención en la Asamblea de Madrid anunció que tres nuevos Institutos impartirían el Bachillerato de Excelencia.
No sé si alegrarme o si preocuparme, porque no tengo muy claro qué es lo que significa, ni qué es lo que va a suponer a efectos prácticos.
No creo que este tipo de distinciones sean para estar especialmente orgulloso. Chicos de primera y de segunda, esfuerzo de profesores y alumnos mal recompensado, separación por coeficientes: somos mejores que otros pero dentro de nosotros mismos también somos unos más y otros menos, pitagorines contra calaboceros…El instituto también -y sobre todo-. debe ser aprender a vivir y convivir, y a aprender con los diferentes, lo sean en lo que lo sean…Y además, cuando llega el fracaso, que también llega, la caída puede ser especialmente dura e injusta; pero entonces no miramos al que cae, sino solo al que nos deslumbra con su éxito…
Yo sí que sé lo que significa. Alumnado que destacaría dentro de un aula diversa y que podría funcionar como modelo de referencia para el resto va a estar ahora compitiendo entre sí sabiendo que un 50% estará por debajo de la media. Ese 50% de abajo, como no está acostumbrado a no ser los y las mejores tendrán que superar un profundo sentimiento de frustración.
Para el resto de grupos que no son de excelencia quedará la confirmación de su mediocridad. Probablemente el motor, a falta de «excelentes», se quede sin cubrir y los grupos funcionen a medio gas.
Pues la verdad es que tengo sentimientos encontrados. Por una parte veo que es atroz el meter a todos los alumnos en un mismo saco y por otro que es igual de atroz separar en dos sacos distintos. Coincido con Fermín en mi reticencia si esto es una medida segregadora, pero puede ser positivo si se aplica como diferenciación y no como segregación.
Al final, estoy convencido de que esto será positivo o negativo según el modo de aplicarlo, y contra eso sólo nos queda esperar y ver como se desarrolla.
Además, es una realidad, y por mucho que nos enfrentemos a ella seguirá siendo una realidad, por lo que prefiero sacar una lectura positiva y si hay algo en mi mano, intentar sacar provecho.
Ahora sólo queda ver que medios lleva asociada esa designación, porque esos medios extra permitirán al Insti conseguir sinergias de las que ojalá se pueden beneficiar todos los alumnos.
Pues yo creo que la verdadera equidad en la educación es dar a cada alumno lo que necesita. Creo que no debemos olvidar que estos alumnos en el momento de elegir podrán hacerlo entre Bachillerato, Formación Pofesional y no me parece mal que se les de también la oportunidad de optar por un Bachillerato de Excelencia. No creo que la enseñanza pública deba impedir a estos alumnos que opten por la excelencia.
Estoy de acuerdo don Miguel: es clave la forma en la se ponga en marcha y se aplique el proyecto.
Yo quiero pensar que la escuela pública da IGUALES oportunidades a todos, a los que buscan la excelencia también.